Imagina la situación…
Quieres adelgazar más de 3 kilos y no lo consigues. O sí, lo consigues, te encuentras fenomenal, ¡es un triunfo!, pero enseguida recuperas esos kilos perdidos y alguno más de propina, y con mucha facilidad. Y ya no te encuentras tan bien. Y lo vuelves a intentar. Y vuelves a empezar con otra dieta y bajas y, otra vez, subes. Te has cansado de subir y bajar; te has hartado de ser un yoyó.